TEMA: TAHARAT HAMISHPAJÁ

01.03.2013 23:11

 

 

(PUREZA FAMILIAR) *NIDDÁH

Aplicación práctica de las leyes de Niddáh según la Biblia

Se deben contar 7 días después de la duración normal de nuestro periodo. Por ejemplo: si tu periodo dura 5 días debes contar esos 5 días de niddáh  mas 7 de purificación, en los cuales tu cuerpo se regenera y se prepara para continuar con tu proceso fisiológico (relaciones conyugales y concepción). Está comprobado medicamente que los días posteriores a la menstruación el cuerpo de la mujer pasa por un proceso de regeneración en su interior. Primero entendemos qué es la menstruación:
Alrededor de una vez por mes, un diminuto óvulo abandona uno de los ovarios -lo que se conoce como "ovulación"- y se desplaza a través de una de las trompas de Falopio hacia el útero. En los días previos a la ovulación, el estrógeno estimula al útero para que se recubra con sangre y tejidos adicionales, de modo que sus paredes se vuelven más gruesas y acolchadas. De esta manera, el útero se prepara para un embarazo. Si el óvulo llega al útero y es fertilizado por un espermatozoide, se adhiere a la pared acolchada del útero, para luego convertirse poco a poco en un bebé.
Por el contrario, si el óvulo no es fertilizado -lo que ocurre en la mayoría de los ciclos mensuales de una joven-, no se adhiere a la pared del útero. Cuando esto sucede, el útero elimina el tejido adicional que recubre su interior. La sangre, el tejido y el óvulo sin fertilizar abandonan el útero y atraviesan la vagina para ser eliminados del cuerpo. En esto consiste el período menstrual. Abstenerse del contacto sexual en los días marcados por la Escritura previene infecciones tanto en el hombre como en la mujer. Veamos una opinión médica de un no creyente:

El porcentaje de infecciones en mujeres que cuidan las Leyes de Pureza Familiar es notoriamente inferior. Estas leyes prohíben la relación con su marido, durante el ciclo menstrual (aproximadamente 5 días) y los 7 días posteriores (total 12 días), luego de los cuales, tras la inmersión en un baño ritual vuelve a quedar apta para el acercamiento.

Estos 12-14 días, coinciden con la primera mitad del ciclo femenino, momento en el cual el alto tenor de estrógenos (hormona femenina) condiciona que el ph vaginal sea alcalino, lo que actúa como un excelente medio de cultivo para gérmenes patógenos y es el responsable del alto grado de infecciones genitales, en hombres y mujeres que no respetan esta separación temporaria, tan sabiamente indicada en la Biblia.

Como estas opiniones hay muchas. La medicina respalda que las mujeres judías son las menos propensas al cáncer uterino tanto por la circuncisión como por la observancia de las leyes de pureza familiar.

Después de haber contado estos 7 días debes asistir a algo que conocemos como mikve.
En tiempos del tabernáculo o posteriormente del templo en Jerusalén, las mujeres debían asistir al sumo sacerdote con una ofrenda como leímos en levítico en el verso 29, la cual tendría como propósito purificarla de la impureza que producía el periodo de menstruación. Dice en el versículo 30 que el sacerdote ofrecía delante del Eterno una ofrenda por el pecado y otra como holocausto. Por el pecado se refiere a que cuando Eva desobedeció al Eterno comiendo del fruto que se les ordenó no comer introdujo el pecado a la humanidad, específicamente ella y las mujeres descendientes padecería las consecuencias de la desobediencia de Eva, una de ellas fue la menstruación, la cual además tiene simbología en el plan de redención que examinaremos más adelante. La otra ofrenda sería por holocausto. La palabra holocausto en el original es  עֹלָה  que se pronuncia oláh se refiere a algo o alguien que asciende, en el caso sería una ofrenda de ascensión por el humo que sube en alto al ser quemada la ofrenda. Ésta segunda ofrenda era recibida por parte del Eterno como un olor agradable, ya que la mujer había cumplido con un mandamiento muy importante y lo había culminado con ésta ofrenda de gratitud ante el Eterno que era bien recibida.

Hoy en día y desde que el templo del Eterno fue destruido hay muchos mandamientos que no son aplicables (todos los correspondientes al templo) , ya que el Eterno prohibió que todo lo que era referente al templo se hiciera en otro lugar que no fuera el que Él eligió, de la misma manera prohibió levantar templos o santuarios en otros lugares que no fueran en Jerusalén y en el monte del templo. Así que ahora que no podemos llevar una ofrenda a Jerusalén se ha optado por otra manera en que la mujer puede purificarse y a su vez manifestar ante el Eterno que ha cumplido con éste mandamiento y lo ha hecho de corazón.

Ésta manera es, como dijimos,  asistir a una mikve, lo que  es una especie de piscina que se encuentra en cada sinagoga donde se concentran aguas puras de lluvia, ríos o nieve. Si no se cuenta con la facilidad de asistir a una mikve se puede ir a un lugar de aguas naturales que fluyan como mar o ríos.
Esto hace que nuestro cuerpo sea limpiado completamente y al asistir por ejemplo al mar nos ayuda a purificarnos por la salinidad.
La costumbre es hacer 7 inmersiones, ya que el número 7 en la Biblia siempre representa plenitud o perfección. Un ejemplo de esto lo vemos en 2 de Reyes cap 5, cuando Naamán capitán del ejército asirio lleno de lepra acude a Eliseo para que lo sane, Eliseo le dice que vaya al río Jordán y se lave o sumerja 7 veces y quedaría limpio de la lepra. Éste principio de 7 inmersiones se usa hoy en día para que toda mujer que ha cumplido con los días de su purificación se lave y quede limpia de su impureza.

En la cultura hebrea es muy característico bendecir al Eterno en todo momento, en éste caso cuando las mujeres asisten a la mikve hacen una  inmersión y luego dicen la siguiente bendición:
En hebreo:
Baruj Atá Adonai Elo-heinu Mélej Haolam asher kidshanu vemitzvotav vetzivanu al hatevilá
Que significa:
Bendito eres Tú Señor nuestro Rey del universo que nos santificaste con Tus preceptos y nos ordenaste con respecto a la inmersión.
También se puede hacer una oración espontánea donde agradezcamos al Creador por darnos mandamientos que nos mantienen con salud física y espiritual como en el caso de las leyes de pureza familiar.

Después de eso la mujer se sumerge 7 veces cumpliendo así con el mandamiento de la purificación.
Antes de hacer la inmersión es bueno darnos un baño con agua caliente lavando perfectamente cada área del cuerpo, que no queden residuos de jabón o cabellos en la piel, lavar los dientes, cortar las uñas y hacer lo necesario para quedar perfectamente aseadas. Esto es porque al culminar con éstas instrucciones debemos quedar perfectamente listas para lo que viene, y es: El encuentro con el esposo. Las leyes de niddáh fueron dadas para purificarnos después de nuestro periodo menstrual con el fin de unirnos a nuestro esposo en santidad. La lengua hebrea emplea las mismas letras para definir dos palabras, por un lado esperanza se escribe así: תִּקְוָה  y la palabra Mikveh que se traduce como agua del agujero se escribe así: מקוה , para las que han aprendido un poco de hebreo notarán que ambas palabras se tienen la misma raíz, esto representa nuestros sentimientos acerca de un acontecimiento que ocurrirá en el futuro, en este caso la unión con nuestro esposo por el cumplimiento del mandamiento de la mikveh.
Durante el tiempo en que están apartados esposo y esposa ambos lo dedican a si mismos, es decir, aprovechan ese tiempo para dedicarse a su persona, tanto de manera física cuidando su cuerpo como espiritual en oración. Además es bueno usar ese tiempo para el diálogo, ya que lamentablemente los matrimonios fracasan generalmente por la falta de comunicación. A veces los matrimonios, en especial los jóvenes, una vez casados lo único en lo que piensan es en la intimidad, pero aunque la intimidad de los esposos es importante no puede estar sustentado el matrimonio solo en lo físico, es importante establecer tiempos para todo, y las leyes de niddáh nos dan la oportunidad de usar ese tiempo para la comunicación.
Así, cuando se cumplan los días de la purificación tanto esposo como esposa desearán unirse como lo desearon en la noche de su boda. Las leyes de niddá nos dan la oportunidad de avivar el amor y vivir una luna de miel cada mes, esto permite que el amor siempre esté vivo y no se caiga en la costumbre o la rutina por no establecer tiempos para cada aspecto de la vida matrimonial. Es sabido que muchos hombres llegan a aborrecer a sus mujeres o incluso a  “desecharlas” por tomarlas cada vez que lo desean y no dan tiempo para otros aspectos en el matrimonio que también es importante cultivar, como el amor, el respecto y la comunicación.


ALEGORÍA DE LA NIDDÁH Y EL PUEBLO DE ISRAEL

Ya conocimos la razón por la cual el Eterno dio ésta serie de instrucciones para la familia, primero salud física, y después vivir en santidad delante del Eterno, o sea, salud espiritual por nuestra obediencia.

Ahora veamos que todo lo que el Eterno ha dado como instrucciones para Su pueblo es un reflejo físico de algo espiritual.
En las leyes de pureza familiar podemos encontrar el proceso por el cual el pueblo del Creador ha pasado durante toda su historia. Parte del proceso alegóricamente ya se ha cumplido, pero veremos que hay una parte que aún esperamos ver su cumplimiento.

Vayamos por partes. Cuando la mujer comienza con su periodo menstrual hablamos de impureza y muerte. En analogía, el Eterno siempre ha hecho uso de la figura femenina para representar a Su pueblo. Un ejemplo lo podríamos ver en Ezequiel 23 con las dos hermanas Aholá y Aholilbá, las cuales representan una a Efraín, (las 10 tribus del norte de Israel) y la otra representa a Judáh (las 2 tribus del sur), o también vemos en Isaías cómo el Eterno compara nuevamente a Su pueblo con una mujer:
Isa 54:6  Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó el Eterno,  y como a la esposa de la juventud que es repudiada,  dijo el Poderoso tuyo.
Así nos podemos encontrar con muchas ocasiones en las que el Eterno ilustra aspectos espirituales con una mujer como la mujer virgen, encinta, mujer con dolores de parto, mujer adúltera,  repudiada, mujer menstruosa, etc. Veamos un ejemplo de cómo el Eterno representó una etapa de Su pueblo con el menstruo de una mujer:
Eze 36:17  Hijo de hombre,  mientras la casa de Israel moraba en su tierra,  la contaminó con sus caminos y con sus obras;  como inmundicia de menstruosa fue su camino delante de mí.

En el caso de la mujer menstruosa entendemos la impureza como un estatus que se adquiere por la desobediencia al Padre, es decir, por el pecado. Dice en 1 Juan 3:4 que el pecado es infracción de la ley. De igual manera cuando hablamos de la muerte también hablamos del pecado. En éste texto de Ezequiel el Eterno reprocha no a todo Su pueblo, sino a la casa de Israel. La casa de Israel hace alusión a las 10 tribus del norte, que se apartaron de su fe siguiendo costumbres extranjeras, principalmente la idolatría, lo que los contaminó y los llenó de impureza ante el Creador.

Cuando el Eterno eligió a un hombre para formar un pueblo, el cual fue Abraham, hizo un pacto, que consistía en que si la descendencia de Abraham se mantenía fiel ante el Eterno El siempre sería Su poderoso y los llenaría de bendiciones. El Creador sabía que éste pueblo no podría mantenerse siempre en obediencia por la carnalidad del hombre, es por eso que en vez de hacer un pacto entre El y Abraham decidió hacerlo consigo mismo:
Gén 15:1  Después de estas cosas vino la palabra del Eterno a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Gén 15:2  Y respondió Abram: Señor Eterno, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Gén 15:3  Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.
Gén 15:4  Luego vino a él palabra del Eterno, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Gén 15:5  Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Gén 15:6  Y creyó al Eterno y le fue contado por justicia.
Gén 15:7  Y le dijo: Yo soy el Eterno,  que te saqué de Ur de los caldeos,  para darte a heredar esta tierra. Gén 15:8  Y él respondió: Señor Eterno,  ¿en qué conoceré que la he de heredar?
Gén 15:9  Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años,  y una cabra de tres años,  y un carnero de tres años,  una tórtola también,  y un palomino. Gén 15:10  Y tomó él todo esto,  y los partió por la mitad,  y puso cada mitad una enfrente de la otra;  mas no partió las aves. Gén 15:11  Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos,  y Abram las ahuyentaba. Gén 15:12  Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram,  y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.
Gén 15:13  Entonces el Eterno dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena,  y será esclava allí,  y será oprimida cuatrocientos años. Gén 15:14  Mas también a la nación a la cual servirán,  juzgaré yo;  y después de esto saldrán con gran riqueza. Gén 15:15  Y tú vendrás a tus padres en paz,  y serás sepultado en buena vejez. Gén 15:16  Y en la cuarta generación volverán acá;  porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Gén 15:17  Y sucedió que puesto el sol,  y ya oscurecido,  se veía un horno humeando,  y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. Gén 15:18  En aquel día hizo el Eterno un pacto con Abram,  diciendo:  A tu descendencia daré esta tierra,  desde el río de Egipto hasta el río grande,  el río Eufrates;
Gén 15:19  la tierra de los ceneos,  los cenezeos,  los admoneos, Gén 15:20  los heteos,  los ferezeos,  los refaítas, Gén 15:21  los amorreos,  los cananeos,  los gergeseos y los jebuseos.

Después de Abraham el Creador confirmó el pacto con su descendencia cuando los sacó de la tierra de Egipto, llevándolos al monte Sinaí y dándoles instrucciones. A esto se le ha entendido analógicamente como el día del matrimonio entre el Creador y Su pueblo, por supuesto un matrimonio dentro del contexto hebreo, en el cual hubo un testigo que fue Moisés, hubo un contrato matrimonial (heb. Ketubáh) que fueron los mandamientos, y hubo un dosel matrimonial (heb. jupáh) que fue el monte Sinaí, el esposo que fue el Eterno y la Esposa que fue el pueblo. Sin embargo la descendencia no se mantuvo fiel al pacto obedeciendo al Eterno y fue corregida en diferentes ocasiones de la historia.

El pecado más grave del pueblo ha sido la idolatría, a eso el Eterno en la Escritura lo ha calificado como el adulterio o la fornicación, además de haber dejado de obedecer con alegría los mandamientos o instrucciones que el Creador dio a Su pueblo y esto es lo que llevó al pueblo al estatus de Niddáh por su impureza.

Ahora si, apliquemos las leyes de niddáh al pueblo de Israel y entendamos el misterio de éstos mandamientos.

Dijimos que desde el momento en que la mujer comienza con el sangrado menstrual se considera como Niddáh y debe estar apartada de su esposo. De la misma manera desde que el pueblo de Israel pecó con el becerro de oro entró en impureza, y se mantuvo en ese estado hasta que vino el redentor Yeshúa. Es por eso que habían sido necesarios sacrificios que momentáneamente cubrían el pecado, más no lo quitaban por completo, esto hasta que viene Yeshúa a reconciliar al pueblo con el Creador y a quitar la impureza de Israel.

A partir de ese momento comienza la etapa de santificación del pueblo, más específicamente de aquellos que le recibieron como el Mesías, es decir, muchos hombres y mujeres israelitas, de todas las tribus, que comprendieron que él era el profeta del que se le dijo a Moisés en Deut. 18:18.

Así, comenzó la etapa de los 7 días de purificación y restauración del pueblo, donde a lo largo de los siglos se ha anunciado primeramente a Israel que el Mesías Yeshúa vino a quitar los pecados de su pueblo, es decir, vino a mostrarles cómo vivir guardando los mandamientos para mantenerse en santidad ante su creador. Dentro de ésta etapa de restauración entramos nosotros, las naciones gentiles a las que el remanente de Israel ha sido por luz, y desde entonces hasta ahora ha estado aconteciendo lo que el Eterno profetizó a través de Amós:

Restauración futura de Israel

Amó 9:11  En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado;
Amó 9:12  para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice el Eterno que hace esto.
Amó 9:13  He aquí vienen días, dice el Eterno, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán.
Amó 9:14  Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos.
Amó 9:15  Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho el Eterno Poderoso tuyo.

Esto comenzó a cumplirse desde que Yeshúa anunció la salvación del Eterno (como si nombre lo dice Yeh-Shua=Salvación de Dios) primeramente a Israel y de ahí a las naciones que desearon injertarse al olivo natural. De la profecía de Amós hablaron los apóstoles en el capítulo 15 de Hechos, donde los apóstoles expresan no saber cómo dirigir a los gentiles que estaban creyendo en Yeshúa como mesías y aceptando integrarse a Israel. Para esto Jacobo dijo que el tabernáculo caído de David se estaba restaurando, comprendieron que ahí se estaba cumpliendo la profecía de Amós, y así comenzó la restauración para todo  Israel.

Cuando la mujer está en esa etapa de restauración/purificación está pensando en el momento en que podrá estar lista para presentarse a su esposo y volver a unirse con el. Es algo que se anhela después de 12 o más días de estar apartados físicamente. Después de cumplidos los días de restauración al mujer se purifica con agua, en el sentido alegórico la congregación se ha estado purificando a través de la Palabra, hemos entendido que el agua y la luz son representaciones de la palabra del Creador, porque la palabra limpia, lava, purifica y también da luz en el camino, así que nosotras como creyentes debemos conocer y comprender las instrucciones de la palabra del Eterno para vivirlas y de ésta manera estaremos en santidad para poder llegar así al momento que más estamos esperando, que es, volver a unirnos con nuestro Señor. De la misma manera, tanto el pueblo como el Eterno anhela el momento en que se volverán a unir y habitarán juntos para toda la eternidad, esto será cuando Yeshúa reciba la orden del Padre y vuelva por la esposa (la congregación) y se complete la restauración total y definitiva del pueblo del Creador.

Con esto vemos que obedecer los mandamientos del Eterno no solo son para nuestro bien, también nos ayuda a comprender nuestra condición espiritual permitiéndonos cada día examinarnos y ocuparnos en nuestra relación con el Creador para poder llegar al nivel máximo al que como pueblo hemos sido llamados que es a la santidad.